Hemos incorporado a la sección de Archivos sonoros del portal SIPCA el trabajo “Recopilación de tradición oral en el Parque Cultural de San Juan de la Peña. Fase 2”, realizado en 2007-2008 por las investigadoras Sandra Araguás y Nereida Torrijos...
A partir del 14 de octubre iniciamos la que va a ser nada menos que nuestra décima temporada de colaboración en el espacio cultural "La torre de Babel" de Aragón Radio, dirigido y presentado por Ana Segura. Como en años anteriores, la colaboración de...
Según el investigador Adolfo Castán, en el asentamiento fortificado de Arén se encuentran dos castillos, denominados Castillo Antiguo y Castillo Nuevo, dos construcciones diferentes uno citado ya en el siglo IX, el Castillo Antiguo y otro levantado al abandonar el anterior, bien por su estado de conservación o por venta, o porque había dejado de cumplir sus funciones defensivas al verse Arén alejado de la frontera musulmana. Así se construye el Castillo Nuevo, situado a 100 metros al este del anterior, tratándose de una construcción mucho más espaciosa, y con un imponente templo románico. Ambas fortificaciones han llegado a nuestros días como zonas arqueológicas ya que quedan escasos restos de alzados y muros, dados los continuos asedios que sufrió esta villa a lo largo de los siglos.
En la visita a la localidad y concretamente a los castillos de Arén, se ha tomado la roca donde se asentaron las dos fortificaciones como un solo conjunto, pues aunque distara 2 siglos aproximadamente en la construcción de uno y de otro, se utilizaron ambos de forma simultánea.El primer dato es que el sendero que lleva al castillo se encuentra totalmente recuperado facilitando el acceso a la cima de la peña alargada donde se asienta.Unos metros más delante de esta primera cumbre se observan los vestigios de un sistema fortificado basado en una torre y un recinto, de la torre quedan escasos restos, sin que pueda definirse la planta dada la acumulación de materiales sobre la misma.El recinto que protegía la torre por el lado sur que es el que mira a la localidad y se aprecia a simple vista adaptándose a la topografía de la roca, de forma irregular y con muralla en el lado este que era el punto más accesible, por donde en la actualidad se llega a él.El recinto es de obra de sillarejo dispuesto por hiladas regulares y muy rebajado en altura, al nivel interno de la plataforma rocosa. En el centro de este recinto se excavó el aljibe, con sus bordes reforzados en mampostería y argamasa que en la actualidad está cubierto de maleza.Por el lado norte no era necesario ningún tipo de defensa ya que linda con un precipicio que lo hace inexpugnable.A 100 metros de esta construcción se asienta una segunda área defensiva que se data aproximadamente en el siglo XII, se observan restos del recinto adaptados al borde del escarpe rocoso que sirve de base a este conjunto fortificado, así como los vestigios de un cubo rectangular, dispuesto al sur, mirando a la población, es como el anteriormente descrito de mampostería y sillarejo con hiladas regulares. En esta zona se alza la impresionante portada resuelta con arquivoltas de la que ha desaparecido el sillar que la ornamentaba, se trata del acceso a la iglesia castrense de obra románica que estuvo decorada con pantocrátor y figuras de los apóstoles, conservándose una imagen de San Pedro que puede fecharse en el siglo XII. Esta iglesia funcionaría como parroquial de la población hasta la construcción de la actual en el siglo XVIII coincidiendo con el desmantelamiento del castillo y del propio templo que nos ocupa. Opina Luis Gracia que la advocación de esta iglesia debía de ser la de Santa Cruz debido a unos documentos coetáneos a la de Santa María de Tremp.
En las viviendas populares más antiguas, fechadas entre los siglos XIV y XVII, llama la atención la proliferación de elementos defensivos como las aspilleras, matacanes y, muy especialmente, grandes torreones. En nuestra comunidad autónoma contamos con más de un centenar de casas torreadas, que fueron declaradas BIC por el Gobierno de Aragón, localizadas en las sierras orientales turolenses y en el Pirineo y prepirineo altoaragoneses. Ambos conjuntos presentan grandes diferencias. Recorremos las torres turolenses, construidas en la baja Edad Media para proteger las masías dispersas y atestiguar también la prosperidad de sus propietarios.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002